sábado, 16 de marzo de 2024

Bostezo

El hombre, en la guagua bostezaba que era un gusto. Lo teníamos de frente allá atrás. Nosotros le dábamos la espalda al conductor y estábamos cerquita de éste. El hombre -joven aún- con su bostezo parecía querer que le pudiéramos ver las caries (si las tenía), las amígdalas y la campanilla. La nuez de Adán también se le veía, pero por fuera. Todo ello formaba una estampa sugestiva que nos tuvo durante unos minutos embobados. No siempre puede uno reparar en lo que la gente hace pues un prurito nos lleva a mirar hacia otro lado cuando no a mirar con disimulo. No era el caso. Nuestro hombre ¿tendría los ojos cerrados? Estaba en su mundo; eso por descontado.  

miércoles, 6 de marzo de 2024

En la tarde

 

Llovía suavemente sobre la ciudad y a nosotros que paseábamos por la Avenida de Las Canteras nos sabía a gloria las ligeras gotas de agua que al caer nos mojaba aunque de ninguna de las maneras llegara a calarnos hasta los huesos. Quienes sí podrían sentir el frío del aagua eran los pocos surfistas que con olas suaves se entretenían entrando y saliendo del mar. Eran pocos, pero los suficientes como para deleitarnos un buen rato. Contrastaban sus tablas de colores, hoy menos brillantes que de costumbre. Asimismo la arena parecía más negra que de ordinario mojada hasta arriba, hasta las barandillas de la avenida, con una negrura de volcán; esta arena que por la zona de la Cícer es siempre menos rubia que morena.

miércoles, 28 de febrero de 2024

Los perritos


Los perritos, que eran dos, iban tan contentos ellos por la calle de Triana sujetos por sendas correas que en su mano llevaba una señora. Como suele acontecer, a uno de los canes (simpáticos y correlones) le llegó la necesidad de hacer pis y más correlón se puso por ello que llegó a parecer dislocado. Así enfiló el chucho hacia una papelera de las que en la calle hay, al parecer para él conocida, y levantando la pata arrugó el jocico, o lo que fuera. Su cara de satisfacción seguramente era para fotografía de concurso. Su dueña, sin inmutarse, sacó del bolso una botella y casi sin mirar lanzó unos chorros de agua a la papelera.  Luego, ellos, todos, siguieron su camino. 

domingo, 18 de febrero de 2024

Un oasis

 

Podemos encontrar en la ciudad -en la Ciudad Alta- un oasis. Varios oasis más bien que son los que están entre los bloques de las casas de cuatro pisos. No sabemos a quienes hay que agradecer la iniciativa de que estos espacios no hayan quedado totalmente tapados y que con ello nos permitan ver (desde la parada de la guagua por ejemplo) su interior lleno de plantas variadas y de algunas flores que juegan al escondite con ropas tendidas en tendederos que cuelgan de las ventanas. Son verdaderos oasis en una ciudad, la nuestra, vendida al coche y al cemento que merecen el agradecimiento de todos para quienes los hacen posible. Por ello pedimos y gritamos un hurra por ellos. Hurra por los oasis y que prosperen para nuestro deleite. Hurra.


martes, 13 de febrero de 2024

La luna


La luna brilla en el cielo. Aquí abajo, en la Tierra, una lámpara encendida nos ilusiona pensando en que somos dueños de otra luna igual, ésta a nuestro alcance. Una y otra quieren ser en las noches nuestras compañeras luminarias y a nosotros nos es grata su doble presencia. ¿A cuál de las dos cantaremos luna lunera cascabelera?... ¿A cuál dirigiremos nuestras miradas en las noches sin estrellas?

lunes, 5 de febrero de 2024

Un cartel

Podría ser un cartel, podría ser un cuadro, podría ser cualquier cosa y bien mirada viene siendo la tapa de algo. Y ahí, en esa tapa, gentes con espíritu de artistas han ido pegando, uno detrás de otro, unos trozos de no sabemos qué pero que, según vemos, han terminado formando un cuadro surrealista. Está la dicha tapa en Triana al lado de una de las puertas de un establecimiento importante lo que le da cierto empaque a la cosa. Suponemos que ha ocurrido así, sin más, sin nadie proponérselo. Hoy tú, mañana el otro, pasado yo, hemos hecho una obra de arte por el Arte. Y podemos ver en el collage resultante el rayo que no cesa. Que no es poco.

jueves, 25 de enero de 2024

Nocturnos

 

Ha llegado la tarde noche y el ambiente un tanto frío en las calles de Vegueta invita a evocar ecos de armoniosos nocturnos. La obscuridad se ha adueñado de todo y todo es difuso. Casi no vemos en la desierta calle. Aunque, fijándonos bien, nos parece ver a alguien  sentado, a otros caminando y a un obrero (¿de la limpieza?) que parece trabajar. Más allá, el cielo. Nada oímos: silencio y obscuridad nos acompañan.