viernes, 30 de octubre de 2015

Espinazo

Tiempo hubo en el que, en nuestra ciudad, en Las Palmas, la platanera era reina. Y junto a la platanera otros cultivos: papas, millos, calabazas... El hombre palmense -al igual que todo campesino de la isla-sabía de trabajar duro para sacar a la madre tierra los productos que esta nos da para alimentarnos. Por ello no es de extrañar que Luis Montull, en su precioso grupo escultórico que bautizó como Actividades Primitivas Canarias y que está en nuestra plaza de España, pusiera la figura de un agricultor con esa posición característica que tantas veces le hemos visto en nuestros paseos por el campo. Puso al hombre con el espinazo doblado sobre la tierra, con el sacho en las manos cavando surcos para plantar o removiendo la tierra para sacar las ricas papas isleñas. 

domingo, 25 de octubre de 2015

De paseo

Damos un breve paseo por la Avenida Marítima con dirección al Parque de San Telmo, en donde, en un restaurante chino, nos han invitado a almorzar. Sigue la amenaza por lluvias torrenciales pero éstas no se han presentado. Al contrario, hace bueno y en el cielo, como mopas de algodón lucen nubes blancas que, dicen, son cúmulos que traen las lluvias, o al revés. Las nubes, desperdigadas, dejan ver a su través el azul del cielo. Más allá, sobre el infinito del mar, otras nubes son grises y compactas, Pensamos en nuestras islas hermanas, Fuerteventura y Lanzarote en donde también llovió con fuerza y en las que habrán almacenado el agua en gavias y aljibes. Pensamos en ello mientras miramos, admirándolas, a un grupo de palmeras. Están quietas. No mueven sus ramas pues no hay nada de viento. Y entre ellas, recortada, entrevemos la silueta de la vela canaria en bronce...

viernes, 23 de octubre de 2015

En la tarde

Durante la mañana la lluvia había caído con bastante intensidad concentrando en la capital de la isla toda su fuerza. Tuvo lugar el caos normal de estos casos: barraqueras y roturas, cortes del tráfico rodado, retenciones, anegamientos de zonas bajas, alcantarillas que saltan impulsadas por gigantes manos, túneles que dejan de ser tales y se convierten en trampas para automovilistas confiados...

En la tarde, la situación había cambiado si bien continuaba la alerta por mal tiempo: seguiría lloviendo a mares, nos decían. En el paréntesis, las gentes salió de sus casas con ganas de coger aire y abarrotó la calle Mayor de Triana. Cada uno a su aire aunque la mayoría con ese ritmo cansino del isleño aplatanado. 

Nosotros les veíamos pasar. Paseaban o iban a sus asuntos. Amigas juntas, matrimonios, hombres obesos... Algunos llevaban a sus perritos falderos de paseo. Les veíamos pasar mientras sentados en una terraza saboreábamos un buen cortado.